Psicología del color, parte 1

Psicología del color, parte 1

Hoy vamos a hablar de

LA PSICOLOGÍA DEL COLOR

Se dice, se comenta y se rumorea que hay colores que pueden influenciar tus emociones y estado mental. Por eso, a la hora de diseñar, muchas veces se tienen en cuenta los colores que se emplean, ya que mandan mensajes al espectador. Esto es lo que comúnmente se llama “look and feel”, y son herramientas de marketing y branding muy influyentes, ya que somos criaturas que nos dejamos llevar por el color.
¿Por qué ocurre esto? Bueno, digamos que es algo propio de los seres vivos. Hay reptiles, por ejemplo, que utilizan sus colores para ahuyentar a sus depredadores. Tienen unos pigmentos de color rojizo, amarillo y verde, que son vistas como una señal de peligro y tóxico.
Como ya se ha comentado anteriormente, podemos clasificar los colores en dos bloques: los cálidos (rojo, amarillo naranja) suscitan reacciones, tanto positivas (como calidez, energía, alegría) como negativas (enfado, peligro); mientras que los colores fríos (como el azul, el verde o el violeta) también generan reacciones positivas (tranquilidad, paz, felicidad), como negativas (tristeza, envidia).
Este tipo de significados se tienen muy en cuenta no sólo a la hora de diseñar personajes, sino también a la hora de crear logotipos, decorar un local, etc. Y es que, por ejemplo, en un sitio de comida rápida va a predominar los colores amarillos o los rojos (que se asocian a la alegría y a la energía), mientras que los centros de salud, por ejemplo, tienen un tono grisáceo o incluso azul, ya que generan una energía más tranquilizadora.
A continuación, vamos a hablar del significado general de los colores más utilizados. Voy a intentar generalizarlo bastante, ya que, depende de la región, pueden variar.

Blanco

Se asocia el blanco a la perfección, a lo puro, al nuevo comienzo, a la salud, la paz y la fe. Es un color que se suele encontrar con frecuencia en organizaciones caritativas o religiosas, productos médicos, lácteos o alimentos bajo en grasa.
Por otro lado, el blanco también puede tener connotaciones negativas. Puede representar frialdad, la antipatía e incluso la nada (ya que representa la ausencia de la materia). En algunas culturas africanas es el color de la muerte, ya que recuerda la palidez de la muerte y reafirma la pureza del alma. En China se asocia el blanco a la muerte y la mala suerte y en la India, la vida contemplativa y apartada de la sociedad.

Amarillo

El amarillo representa la luz y el oro. Suele relacionarse con la felicidad, la riqueza, el poder, la abundancia, la fuerza, el optimismo y la acción.
Por otro lado, también representa el miedo, la fragilidad, lo inestable y la traición. Si se abusa de este color, puede llegar a irritar al espectador. No obstante, los investigadores lo consideran uno de los colores más ambiguos, pues también representa la envidia, la ira y la traición. La excesiva presencia de amarillo intenso puede llegar a irritar a una persona, ya que normalmente estamos acostumbrados a verlo en superficies relativamente pequeñas.
Anteriormente, el amarillo se asociaba con el fuego y el sol y a la riqueza. Sin embargo, durante siglos, en Europa occidental, se utilizaba para marcar las vidas que se habían desviado del cristianismo o quienes no profesaban el cristianismo. O incluso a la enfermedad, ya que es el color de la bilis.

Rojo

El rojo representa tanto aspectos positivos como negativos, pero básicamente, se asocia a la estimulación, la pasión, la fuerza, la revolución, la virilidad y el peligro. Probablemente, esto tenga mucho que ver con que el rojo es el color de la sangre.
También es el color de la pasión del atrevimiento, la importancia, el calor y la energía. Y se ha observado que es un color que, además se ser el color del éxito, puede provocar un comportamiento más extrovertido. Es por eso que se utiliza para los botones con “Call-To-Actions” (llamada a la acción, es decir, para comprar o hacer clic sobre él), en publicidad de juegos, bebidas energéticas y en establecimientos de comida rápida.
Por otro lado, el rojo es el color de la sangre, que se puede relacionar con el peligro, la agresión, el desafío y la violencia.
Mirando en otros países, vemos que en China es el color de la buena suerte y la larga vida, y se utiliza muchísimo en las celebraciones para atraer esas buenas vibraciones. En la India es el color de la fertilidad y es asociado a la diosa Lakshmi (la diosa de la buena suerte). En Rusia también es el color de la positividad y vida, mientras que en Sudáfrica es el color del luto.
Por el contrario, en el antiguo Egipto el rojo era, normalmente, asociado al mar y la destrucción y en la Europa de la Edad Media tenía doble significado: por un lado, era el mal y la culpa y, por otro lado, la redención por la sangre de Cristo.

Naranja

El naranja se asocia al entusiasmo y la acción. También puede relacionarse con la lujuria y la sensualidad, con lo divino y la exaltación. En el mundo del marketing político, se suele decir que el naranja es el color más optimista de todos, por lo menos en las sociedades occidentales.
El naranja representa la energía, la diversión y la calidez y, además, se asocia al entusiasmo y a la acción. Este color tiene una visibilidad muy alta, ya que, en occidente, se considera al naranja como el color más optimista de todos.
Por otro lado, al estar tan relacionado con la juventud, en ciertos momentos, podría significar inmadurez, frustración y frivolidad.

Azul

El azul es el color del cielo y del agua, y representa la tranquilidad, la frescura, la seguridad y la inteligencia. Es un color elegante y proporciona seguridad y, por eso, es uno de los más usados por las compañías.
El azul es un color que se considera beneficioso para mente y cuerpo. Disminuye el metabolismo humano, produce un efecto calmante y emite seguridad.
Por otro lado, el azul también puede representar la melancolía, la tristeza y la depresión.
Como curiosidades, el azul en la Biblia está asociado a la justicia. En China representa la curación y la armonía y, en países musulmanes, el azul es el color de la protección.

Continuaremos con la psicología del color más adelante. ¡No os lo perdáis!

 

Arte tradicional: Acrílicos I

Arte tradicional: Acrílicos I ¡Buenas! Hoy vamos a hablar de una técnica que, aunque no la domino bien, creo que es interesante hablar de ella. ACRÍLICOS Los acrílicos (o látex) son pinturas plastificadas que se secan muy rápido. Son solubles al agua, sí, pero, una vez que se secan, son resistentes a la misma. Las primeras pinturas acrílicas datan de la década de 1950 y se desarrollaron paralelamente tanto en Italia como en Estados Unidos. Si buscas unos colores brillantes y no tienes tiempo para esperar mientras se seca la pintura, los acrílicos son lo que estás buscando. Como he comentado, no es una técnica que domino bien, ya que las empecé a utilizar un poco en serio durante mi segundo año de ilustración. Y, desde entonces, creo que habré pintado con ellas unas pocas veces más. No es que me disguste, pero sí creo que necesito más práctica, por lo que tengo varios ejercicios de prueba por ahí, pero pocas piezas terminadas por completo. Puedes encontrar pintura acrílica en dos formatos: en frasco y en tubo. He probado ambas y, sinceramente, prefiero en tubo. Controlo más las cantidades de pintura que gasto para hacer mezclas y son más fáciles de transportar. Sin embargo, encontré un apaño perfecto para las pinturas acrílicas en frasco: compré unos botes pequeños con pitorritos muy finos y los uso como frasquitos. Así, puedo controlar también las cantidades que uso, son más cómodos de transportar y, al ser transparentes, si veo que se me va agotando, cojo el frasco original y relleno el pequeño. Es bastante práctico, la verdad. Al no haber usado tantos acrílicos, solamente he probado dos marcas: Garvi: Estos son los que me proporcionaron la escuela ESDIP. Este set no tiene muchos colores, pero puedes crear los que necesites haciendo las mezclas necesarias. La verdad, no necesitas muchos más tonos que estos para hacer todas las mezclas que quieras. Art Creation: Me hice con estos acrílicos de tubo porque, al tener tan poco tiempo de clase, no quería perderlo haciendo mezclas y luego perder dicha mezcla porque, recordemos, el acrílico se seca muy rápido. En este estuche hay bastantes colores que me simplificaban un poco el trabajo a la hora de realizar mezclas. Como nota importante, he de decir que, cuando hagáis mezclas, no las hagáis en una superficie que tengáis mucho cariño, porque es prácticamente imposible quitar los pegotes una vez que se secan. A mí me recomendaron utilizar platos desechables, pero lo que tengo es una paleta donde solamente hago mezclas de acrílico. Y, como podéis comprobar, está hecha un asco. También podéis usar una paleta de cerámica, de cristal o de porcelana. En mi caso, no me vale, porque soy muy torpe y fijo que la rompería con el segundo uso. Los pinceles que utilizo son iguales que los de acuarela: sintéticos con distintos acabados, pero los que más uso, son los redondos. Ojo, son iguales que los de acuarela, pero no son los mismos. Como explicaré más adelante en otra entrada, tengo los pinceles separados según la técnica que voy a usar. Así, tengo prácticamente la misma colección de pinceles para acuarelas, otra para acrílicos y otra para tintas. ¿Y esto por qué? Bueno, los acrílicos son unas pinturas plásticas que, en cuanto se secan, se quedan muy rígidas. Si no los limpias bien, las cerdas de los pinceles se pueden endurecer. Sí que es cierto que se pueden ablandar de nuevo o con agua caliente o con aguarrás, pero es recomendable usar distintos pinceles para cada técnica. Principalmente porque cada uno necesita un cuidado más minucioso que otros. No pasa nada si utilizas los mismos, pero, de ser así, asegúrate de que los pinceles no están contaminados (ejemplo, tengan un poco de acuarela o tinta entre las cerdas o, como he comentado, haya algo de acrílico que puede provocar que las cerdas se queden pegadas entre sí). Otra recomendación un poco extraña (pero útil) que os puedo dar es que tengáis cuidado con la ropa que llevéis a la hora de pintar con acrílico. Tal y como hacéis cuando pintáis las paredes de una casa, con el acrílico pasa igual: utilizad ropa que, en el caso de que se manche, no va a pasar nada. Esto lo aprendí por las malas. Llevé una camiseta que me gusta mucho… y la manché de acrílico blanco… Y ahora tengo una camiseta burdeos con una manchita blanca que no sale ni queriendo… Con respecto al papel, para las pruebas uso el de acuarela, pero cuando quiero hacer un trabajo entero, utilizo el papel de 300 g/m² de algodón marca Guarro. Si me lo permitís, os diré que Guarro es una gran marca de papel. Todos mis cuadernos de bocetos son Guarro desde hace más de 10 años. Es muy buena marca. En serio. Os la recomiendo muy fuerte. Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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Mi experiencia estudiando ilustración Parte 2

Mi experiencia estudiando ilustración Parte 2 ¡Buenas! Os traigo la segunda parte de mi experiencia estudiando ilustración. Esta vez, es algo personal. Pero antes, tengo que meter algo de contexto. A raíz de que no estaba bien visto que estudiara Bellas Artes, decidí formarme en otra profesión que me gustaba: la robótica. Pero luego vi el temario que tenía la robótica y mi cerebro se murió. Así que opté por estudiar informática. Me gustaba mucho (y me gusta) ayudar a la gente y creía que la informática me daría oportunidades para poder independizarme. Y sí, así fue. Fue duro, porque justo, justo terminé los estudios en plena crisis de 2009, por lo que mis trabajos eran proyectos que duraban muy poco (unos pocos meses), pero, poco a poco, me fui forjando cierta reputación en la informática y, con mucho esfuerzo, llegué a ser técnica de sistemas. Desgraciadamente, se acumularon muchas experiencias negativas: machismo (desde el atender a usuarios y que me rechazaran porque “querían un informático de verdad” hasta ganar la mitad que mis compañeros varones porque patata), mal trato por parte de usuarios y jefes, y explicar y documentar programas y protocolos y que nadie, absolutamente nadie, supiera valorarlos y usarlos correctamente… Pues, al final, acabé con una depresión enorme. Hasta el punto de tener que medicarme para poder lidiar con el día a día. Pero, tras toda esa oscuridad, se alzaba una pequeña luz. Y vi que era factible el costearme los estudios mientras trabajaba. Así, me aceptaron en ESDIP para estudiar el master de Ilustración… pero la versión light, es decir, sólo iría a clase los sábados. Cierto es que aprendí un montón, conocí gente fantástica y tuve varios profesores que, aunque creo que no me recuerden, los tengo en muy alta estima. Pero creo que podría haber aprendido más si hubiera podido ir entre semana en vez de los sábados. Esto lo noté cuando pude apuntarme al master de Ilustración digital entre semana, que mis compañeros tenían más conocimientos que yo. Aun así, aprendí mucho y confirmaron algo que me animó mucho: todo lo que había ido aprendiendo por mi cuenta no ha sido perder el tiempo. Bien era cierto que tenía que mejorar, pero las bases eran bastante sólidas. Así que me tiré los dos primeros años del master aprendiendo ilustración tradicional. Durante el segundo año, además, me apunté al master de Creación de personajes y color digital, donde aprendí muchísimo, sobre todo de color digital. Ya, por último, cursé el master de ilustración digital, donde tuve que apretar las tuercas para estar a la altura que el resto de mis compañeros que iban a clase entre semana. Ni os podéis hacer una idea de la cantidad de malabares que tuve que hacer para poder entregar los ejercicios a tiempo más los extras que me imponía para mejorar. Como punto a destacar, decir que, como proyecto de fin de master, presenté tres libritos relacionados con Dungeons and Dragons: los libros de master y jugador de una campaña llamada “Bajo el cerro de los buitres” y el libro de arte, con todas las pruebas de color, siluetas, etc. Y, como recuerdo, lo imprimí todo. Gustó tanto que incluso vendí alguna copia y todo. Ojo. Consideré que ya tenía una buena base, así que busqué formación que me pudiera ayudar a enfocar todo lo que sabía hacia alguna de las metas que tenía en mente: editorial, juegos de mesa, videojuegos y cómics. Al final, me decanté por editorial y publicidad. Y, la verdad, fue una muy buena experiencia. Tuve un profesor al que admiro mucho, porque me dio muchísimos ánimos para continuar luchando por mi sueño de ser autónoma. En Editorial, aprendimos varios tipos de ilustración: ilustración didáctica (más infantil), ilustración narrativa, ilustración científica, cubiertas de libros, diseño de personajes, cómics, álbumes ilustrados y juegos de mesa. Como os podéis imaginar, me lo pasé pipa con cada uno de los proyectos que tuvimos que preparar. En Publicidad no me lo pasé tan bien porque fue donde conocí al que es ahora mi archienemigo: la ilustración vectorial. No puedo con la ilustración vectorial. No me gusta la ilustración vectorial. Pero hice proyectos muy interesantes, como diseño de carátulas de CDs, logotipos, mascotas de empresa, packaging, retratos… y he de confesar que, para este tipo de trabajos, lo mejor es utilizar la ilustración vectorial. ¿Y por qué? Pues por varios motivos: Cuando trabajas con vectores, puedes redimensionar la ilustración sin apenas perder calidad. Los diseños que se crean son muy exactos, por lo tanto, a la hora de cortarlos con láser, no suelen dar problemas. Hablaré de la ilustración vectorial en otra ocasión. Terminaré con este bloque de aprendizaje con la siguiente y última entrada. Puedes leer la anterior parte aquí. Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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Tutorial: Introducción a la iluminación

Introducción a la Iluminación ¡Muy buenas! Hace mucho que no me paso por el blog. ¿Qué tal todo? ¡Espero que estés bien! Hoy me gustaría introducirte a  LA ILUMINACIÓN Una ilustración mejora muchísimo si tiene una iluminación correcta. Para ello, debemos observar cómo se comporta la luz cuando se expone a distintos elementos. Porque la luz no refleja igual si se proyecta sobre un capó de un coche o unas cortinas de terciopelo. Tampoco se comportará igual si esta luz es potente y clara o si es oscura. Hay muchos factores que hay que tener en cuenta a la hora de iluminar un objeto, pero la más importante es esta: Si observamos, por ejemplo, esta bola de plástico, vemos que, si ponemos un foco en un lado, se detectan varias partes. Tenemos la máxima luz, el medio tono, una media sombra, la máxima sombra (o terminador) y la luz reflejada. Y te podrás preguntar: pero María, hay algo que no entiendo. Si se supone que en el suelo la sombra tiene que ser más oscura, ¿por qué es más clara que la parte del medio? Bueno, pues esto es por el contraste. Es cierto que debería ser más oscuro, pero hay otra luz que muy pocas veces se tiene en cuenta y que existe y está ahí: la luz reflejada. Esta luz es menos potente que no es directa. Recordemos que la superficie donde el objeto descansa también está hecha de un material, un color, una textura, y no siempre se comportará igual. Cuando la luz impacta contra la superficie, puede pasar dos cosas: o ser reflejada o absorbida por ella. Todo esto depende del color de dicha superficie. Un objeto blanco, por ejemplo, reflejará toda la luz por igual, pero si la luz blanca impacta contra una superficie roja, solamente veremos que las ondas de luz rojas se reflejarán. Esto es llamado “radiancia” y es el responsable de que los colores de objetos adyacentes produzcan un efecto uno sobre otro. Ojo, la radiancia, en la gran mayoría de las ocasiones, es algo muy, muy sutil. Para que sea visible, hay que inyectar una cantidad de luz y a una distancia súper corta. O estar hecho de plutonio. Para poder iluminar de manera correcta, hay que tener en cuenta dos factores muy importantes: El tipo de iluminación: Nos tenemos que plantear qué foco de luz es el que vamos a usar. ¿Es luz ambiental? ¿Está en un sitio cerrado o en el campo? ¿Hay nubes? ¿Se está iluminando con una vela o una linterna? ¿Hay más de un foco de luz? Dirección: La dirección de la luz se podría resumir en dónde está situado el foco de luz. Iluminación frontal: Es la que está justo enfrente. Es decir, el foco está entre nosotros y el objeto. Es poco recomendable porque las sombras prácticamente desaparecen, lo que da una sensación de que la imagen es plana. Iluminación lateral: Es la más utilizada, porque es perfecta para definir la forma y la textura de los objetos. Además, da una sensación de tridimensionalidad y las sombras dan el contraste necesario para definir volúmenes. Iluminación trasera: También llamada retroiluminación es aquella en la que el foco está detrás del objeto. Este tipo de iluminación ocultará algunas partes del objeto, por lo que este tipo de iluminación se utiliza, sobre todo, para crear un ambiente de suspense y misterio. Iluminación desde arriba o cenital: El foco está justo en la parte superior del objeto. Un ejemplo muy claro de este tipo de iluminación es la luz solar al mediodía. Dependiendo de la intensidad, puede crear suspense, ya que cuanto más fuerte sea la luz, más densas serán las sombras. Iluminación desde abajo: Este tipo de iluminación es la menos frecuente, ya que las sombras se invierten y queda raro. Ayuda muchísimo el dibujar una flecha que indique de dónde viene la luz, ya que da una visión concreta y es de gran ayuda si, en un futuro, trabajamos con otros equipos, como, por ejemplo, animadores. Y si enfocamos esto en algo práctico como, por ejemplo, en un rostro, vemos que hay bordes difusos en toda la cara, salvo en varias zonas, donde se proyectará aún más sombras: nariz, pómulo, cuello, barbilla… proyectarán más sombras porque están más cerca de la luz. Pero ya profundizaremos más en un futuro.  ¡Espero que te haya servido de ayuda esta pequeña introducción! Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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Arte tradicional: Acuarelas I

Arte tradicional: Acuarelas I ¡Muy buenas! Hoy me gustaría hablaros de una de mis técnicas favoritas de arte tradicional: LAS ACUARELAS Me encantan porque, al ser una técnica aguada, puedes hacer auténticas virguerías y queda todo muy bonito. Para quien no lo sepa, la acuarela es una técnica que se realiza sobre papel y se utilizan unos pigmentos que se disuelven en agua. Cuando hablamos de acuarelas, podemos referirnos a dicha técnica, a las herramientas o a una pintura realizada con acuarelas. Se consideran que las primeras acuarelas surgieron un siglo antes de Cristo en China, y están vinculadas con la invención del papel, donde se aplicaban pinturas a base de agua. Fueron los árabes los que trajeron la acuarela en el siglo XII a Europa. Sin embargo, no destacó mucho como técnica, ya que se utilizaba casi principalmente para realizar bocetos previos para las pinturas al óleo, para retratar paisajes y la botánica. Algunos pioneros de la acuarela fueron Alberto Durero y Raffaello Santi. ¿Y qué necesitas para pintar acuarela? Obvio: acuarelas. Puedes adquirir acuarelas de tubo o de pastilla. La verdad, es que no hay mucha diferencia en cuanto a la acuarela de tubo o de pastilla. Lo único que cambia es el formato (las de tubo están en estado líquido, mientras que las de pastilla están estado sólido). Sin embargo, ambas tienen sus puntos positivos: Las acuarelas de tubo se venden por separado, pero tienes la oportunidad de escoger los colores que quieras. Además, suele haber muchísima más variedad y, en el caso de querer llevar las pinturas para pintar al aire libre o de viaje, puedes llenar varias pastillas con esa pintura. Las acuarelas de pastilla son perfectas para pintar al aire libre y, si estás empezando, quizás te interese tener desde el principio varios colores a mano. Si quieres iniciarte en la acuarela, te recomiendo que pruebes varias acuarelas, hasta que encuentres las que más te gusten. Aquí te paso un listado de varias acuarelas que he probado y que podrían servirte como referencia: Art Creation: Son perfectas para ir empezando. Las que probé eran de tubo, pero también las tienes en formato pastilla. Koi: Las probé hace bastante tiempo. No están nada mal, y las puedes encontrar en formato tubo o en pastilla. Van Gogh: Estas las probé cuando iba a clase. Me gustaron muchísimo. Las podrás encontrar en formato tubo y en pastilla. Rembrandt: Las que más me enamoraron, por el color que dejaba en el papel. Winsor & Newton: Estas son las que llevo usando desde hace cinco años en formato pastilla. Simplemente fantásticas. Me encanta la paleta de colores que tienen, ya que es muy, muy variado. Me regalaron el estuche con varias pastillas y una de las cosas buenas que tiene, es que hay muchísimo espacio para hacer mezclas y tiene un hueco para que dejes un pincel. Están en formato tubo y en pastilla. Bien. Ya tienes su set de acuarelas. ¿Qué más vas a necesitar? Unos pinceles para poder pintar. Los que uso normalmente son varios de distintos grosores de pelo sintético, porque son más fáciles de mantener y son más económicos que los de pelo de marta o similares. También tienes la posibilidad de adquirir pinceles que ya vienen con cartucho de agua. Son unos pinceles de plástico que tienen un tubo donde puedes añadir agua. Esto es una maravilla si pintas mucho al aire libre o quieres llevarte tus pinturas de viaje, pero no quieres ir con un vasito de agua por ahí. Es realmente práctico. Ya hablaremos en otro momento de los pinceles, la gran variedad que existen y cómo limpiarlos y cuidarlos para que duren más tiempo. Por último, y no menos importante: necesitas papel. El papel es muy importante. No vale cualquier tipo de papel, ya que, al ser una técnica con agua (también llamada técnica aguada), se necesita que tenga un mínimo de gramaje y que esté hecho de un tipo de material en particular. En este caso, recomiendo que sea un papel de algodón o, como mucho, mixto, de un gramaje no menos de 300 g/m². Sin embargo, tienes disponibles papeles con más o menos gramaje. Si usas de más gramaje, la acuarela tiende a secarse más despacio, por lo que te puede servir si quieres entretenerte con detalles, trabajar con más calma… o si estás trabajando con acuarelas en verano. Créeme. Es frustrante trabajar con acuarelas en verano, porque se seca todo demasiado rápido. Para ello, usa mejor un papel con más gramaje. El que uso yo, por ejemplo, es de 200 g/m² mixto marca Canson. ¿Qué pasa con este tipo de papel? Pues que, para usarlos, tienes que tener ciertos conocimientos y habilidad con la humedad de la acuarela, ya que, al ser de tan poco gramaje, si no se tiene cuidado, el papel se arruga con muchísima facilidad. Para evitar que esto pase, tienes dos opciones: Mojar el papel con agua por las dos caras. Así, evitarás que el papel se arrugue solo por un lado. Fijar el papel con cinta sobre una superficie rígida, como una tabla o en la propia mesa de trabajo. Yo, personalmente, recomiendo sobre una tabla de madera, porque tiendo a girar mucho la hoja y, así, me resulta más cómodo. En el caso de que hagas esto, recomiendo también quitar el exceso de pegamento de la cinta, para que, cuando despegues el papel, no se desgarrará ni tendremos accidentes.  Si, al terminar, observas que el papel sigue arrugado, puedes volver a humedecer el reverso del papel y hacer presión con varios libros para aplanarlo.  La acuarela, al ser un material tan versátil, es una experiencia muy interesante si estás empezando a ilustrar. Bien porque puede ser muy gratificante o muy frustrante, dependiendo del objetivo que tengas en mente. Aun así, recomiendo dejarse llevar y disfrutar de las acuarelas. Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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Arte tradicional: Pinceles y cómo cuidarlos

Arte tradicional: Pinceles y cómo cuidarlos Hoy vamos a hablar de PINCELES Los pinceles son herramientas que utilizaremos para aplicar pintura sobre un lienzo. Consta de tres partes fundamentales: Mango: Es por donde vamos a agarrar el pincel. Además, contiene información útil sobre ese pincel en particular: modelo, número de tipo de pincel, número de punta, etc. Férula: Es un soporte de metal o plástico que une el mango con la punta Pelo: Es el material que se va a sumergir en pintura o agua para poder aplicarlo sobre el lienzo. Existen varios tipos de pelos: Pelo sintético Toray: Estos pinceles sintéticos son usados para trabajar con acuarelas, ya que sus cerdas son muy blandas. Al ser tan versátil, incluso es posible realizar una ilustración entera con muy pocos pinceles. Pelo sintético teijin: Estos pinceles sintéticos se suelen utilizar para trabajar con acrílicos y óleo. Son muy utilizados por su gran elasticidad y son resistentes. Los puedes encontrar con el mango largo, muy útil para poder pintar sin tener que apoyarte sobre el lienzo. Cerda natural: Son los más comunes porque se utilizan no sólo para el óleo, sino para otras técnicas aguadas. Pelo de oreja de buey: Se dice que este tipo de material se utilizaba en el paleolítico para pintar. Es un pelo bastante blando y útil para acuarela y óleo no muy denso. Pelo de turón: Muy queridos por los artistas que trabajan con óleo y acrílico. Son muy duraderos gracias a sus cercas elásticas y de alta resistencia. Pelo de pony: Son muy apreciados por los acuarelistas, aunque no son muy comunes. También se pueden utilizar para decorar cerámica y porcelana. Pelo de marta: Son muy suaves y elásticos, valorados en prácticamente todas las técnicas aguadas. Con respecto a la punta del pincel, hay que aclarar que hay distintos tipos y cada uno se utiliza para dar un efecto diferente: Pincel plano: Son pinceles cuadrados y, como su nombre indica, planos. Es muy útil para hacer pinceladas controladas y cortas. Según el corte de la punta, podemos encontrar cuadrado, angulares… Pincel redondo: Sirve para hacer distinto tipo de líneas y jugar con el grosor de las mismas. Hay muchas variantes, como los avellanados, puntiagudos, delineadores, etc. Pincel lengua de gato: Para difuminar colores. Pinceles para realizar texturas: Aquí podemos meter, por ejemplo, los pinceles de tenedor y abanico. Este tipo de pinceles son los que se utilizan para pintar follaje, pastos y texturas en general. Para reconocer un buen pincel, es recomendable sumergirlo en agua. Los pinceles de mala calidad tienen una forma perfecta porque están las cerdas pegadas entre sí por goma y, una vez están mojadas, el pincel queda “despeinado”. De todas maneras, si no cuidas bien tus pinceles, al final acabarán despeinados e inservibles. Para alargar la vida de estas fantásticas herramientas, te recomiendo que eches un vistazo a estas técnicas para limpiarlos y otros consejos útiles: Utiliza cada pincel para un tipo de pintura diferente. Trata que tus pinceles estén húmedos mientras estás trabajando. Jamás apoyes los pinceles con la punta en el fondo del bote de agua o disolvente. Es mejor que los pongas en horizontal o con un soporte especial que puedes encontrar en tiendas especializadas. Limpia siempre tus pinceles una vez que termines el trabajo. Una vez que estén secos los pinceles, trata que las cerdas nunca estén aplastadas, ni tan siquiera cuando vayas a guardar tus pinceles. Es mejor que los coloques en un bote con las cerdas boca arriba. Con respecto a la limpieza, debes seguir estos pasos: Coloca jabón en la palma de tu mano y frota el pincel en círculos con agua caliente. Si dispones de una pastilla de jabón puedes frotar directamente sobre ella. Haz toda la espuma posible y luego retírala con más agua caliente. Para retirar todo el jabón aprieta con los dedos desde la raíz de las cerdas hasta la punta. Con un trapo seca los pinceles y si tienes oportunidad guárdalos dentro de sus fundas o protectores. En el caso de que estés pintando con óleo o con pinturas más densas, deberás hacer lo siguiente: Primero, retira toda la pintura que puedas con un papel de periódico, un trapo o papel de cocina. En sentido de la raíz hacía las puntas de las cerdas. Después, sumérgelo en aguarrás o disolvente. Así eliminarás toda la pintura. Lávalo con agua caliente y jabón antigrasa (estilo lavavajillas). Esto sirve para disolver el aceite del pincel. Déjalo secar por completo antes de utilizarlo de nuevo. Son pasos muy sencillos que, si los sigues, te evitarás visitar tu tienda especializada más veces de lo normal para adquirir pinceles. Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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Arte tradicional: Carboncillo y sanguina I

Arte tradicional: Carboncillo y sanguinas I Hoy hablaremos de LOS CARBONCILLOS Y LAS SANGUINAS El carboncillo, sin embargo, es, simplemente, un material natural que se obtiene carbonizando pequeñas ramitas de árboles o arbustos como el sauce, el olivo, el abedul o el brezo. Aunque lo normal es encontrarse el carboncillo en formato de barra, también es posible adquirirlo en forma de lápiz. Limita bastante el uso que se le puede dar al carboncillo, pero puede ser muy útil a la hora de dar detalles. Por otro lado, tenemos la sanguina. Es básicamente igual que el carboncillo, solo que, en vez de ser negro, suele tener un color más óxido que recuerda a la sangre. De ahí su nombre. De todas maneras, actualmente hay sanguinas con más variedad de colores. Tanto con la sanguina como con el carboncillo se pueden producir más contrastes en los trazos gracias a que se puede utilizar tanto el ancho como el grosor de la barra, y facilita el trabajo a la hora de realizar difuminados, luces, sombras, etc. Para conseguir este efecto, necesitamos un difuminador (o difumino, como se le llamaba en casa). Son, en esencia, pequeños trozos de papel fibroso enrollados en forma de espiral hasta convertirlos en un lápiz. Se utiliza pasándolo por las zonas más oscuras para conseguir extender ese carbón y ocultar los trazos.  Con el difuminador conseguimos un color más grisáceo o más blanco, según la zona que difuminemos. Antes de usar esta técnica tendremos que asegurarnos de varios puntos importantes: La punta del difumino siempre tiene que estar limpia. Para ello, habrá que limpiarlo con una lija o con una cuchilla, como si fuera un lápiz. Tratar de no pasar la mano por encima. Si se hace, se quedarán las huellas en la ilustración y no se pueden quitar. Si quieres retirar restos de carboncillo o de borrador, usa una brocha. Con respecto al papel, recomiendo un papel prensado en frío. Aunque tiene una superficie algo rugosa, no es para nada molesta a la hora de trabajar con carboncillo o sanguina. Este tipo de papel se puede encontrar tanto en color blanco como en otros tonos. De todas maneras, tanto los carboncillos como los lápices se agarran bastante bien en cualquier tipo de papel. Por cierto, es importante que, una vez hayas terminado tu obra, apliques un buen fijador por todo el lienzo o la obra. Esto permitirá que el carboncillo se mantenga sobre la superficie y dure más. Existen fijadores a la venta en las tiendas especializadas de arte, pero también puedes utilizar laca del pelo a una distancia de 30 cm. Comparte Comparte Comparte Comparte Support me! Copyright © 2023 The Art of IsiL MoonKiller. All rights reserved. info@isilmoonkiller.com

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